sábado, noviembre 18, 2006


Quisiera ser tan absoluto, tan decidido, tan luminoso. Cuánto quisiera poder mirarme lleno, luminoso... y es que se me perdió a mí la húmeda claridad que me estremecía, ahora soy una parte pequeñita de los cráteres de esta luna que me sigue mirando. Y habito en sus partes oscuras, claroscuras, como eso mismo que me plasma el alma entre cada palabra que me grita a pensar. Ya no me queda suspiro sin luz.

jueves, octubre 12, 2006


A cada palabra un ensueño me venía a la mente, cada lindo recuerdo que teñía de amor, disfrazándolo, como ante solía hacer. A veces como es que uno tiende a soñar, a recordar, a tratar de entretejer las fantasías magníficas que desearía que fueran la realidad patente que a uno se le mete en la sangre; esa misma que va quemando para darte vida de fantasía, puras fantasías, puras ideas locas que no eran más que los recuerdos lindos. Sí, como me gustaba soñar a eso, a jugar, a luchar, a idealizar, a sentir que te podía defender y darte la vida en cambio de tu partida sangrienta; tal como sé la hubieras entregado... así, como tantas veces te imité y quise ser luchador convincente. Mira y miro, así como miraba desde mi niñez tan lejana ya, cuando formaba este modo de amar arrullado por las manos y palabras y guiños y miradas que me daban despacito, como entre cada caricia que tal vez te faltó; y que egoísta me negué a rellenar en tu almita dolida y llorona, llorona con ese llanto que nadie supo complacer. Y ahora, cómo te veo llorar en la lejanía y ni siquiera ahora, aunque quisiera, podría consolarte, podría curar a caricias fraternales esas heriditas que se cosieron a punta de dolor, de resentimiento, y que secaste con saliva de angustia. Mirar, así, como nunca antes miraste; mira, mira la caricia, la preocupación angustiosa de su dolor, como trata de consolarlo. Así, así mismo cuánto lo deseaste, pobre, si qué culpa tenías, que culpa tienes... ninguna, pregúntatelo, tal vez seamos todos los culpable, quizá, quizá no sea sino que la vida es engaño. Y te perdono, porque si pudiera una sola cosa hacer sería no asirme a ti como buscando recuperar aquella mirada perdida que tuve y ciego, nunca perdí.

jueves, agosto 24, 2006

¿Sabes cuánto te odio?
TE ODIO
T.E.O.D.I.O.
T
E
O
D
I
O
Y CUÁNTO TE PUDE LLEGAR A...
no te odio en verdad.

sábado, julio 29, 2006


Y el otoño que cae y cae, así como las lluvias caen y caen en este invierno que me tiene apestado de colores grises. Hace tiempo que no me sentía tan gris. Medio plomo, porque es más seco que que un simple gris. Esto es la sensación que a veces presentí llegaba. Y cómo tanta maravilla para mí y por tanto tiempo. Y para qué también, me pregunto, medio egoísta como he sido siempre, si ya ni hay sombras que me cubran, sombras que solían ser luces. Me siento medio puta de conventillo de un santiago cochino. Lleno de sentimientos guardados, de recuerdos. Pero más presente y más fuerte. Me siento ya bien usado, manoseado, utilizado. ¡No! instrumentalizado, así fui, ni siquiera un pasatiempos de media jornada para pasar el rato olvidado, sino que un medio de aprovisionamiento. Tantas veces que fui tonto antes y caer de nuevo en el mismo barro campestre y pestilente. Para que mierda tanta mierda. Es que es la mierda de los cerdos. Cuídese, no lo pise, y pase rápidito para que no se le salpique en los zapatitos de citadino que nos viene a molestar en su veranito, arrancando de ese calor seco que les da allá para venir a remojarse en el canal. ¡Viste! mader foquer, así mismo me instrumentalizaste. Y ahora me persigues entre pesadillas cerdas como tus palabras de falso sentimiento.

viernes, julio 28, 2006

como tres puntos! así me tiendo a sentir entre este momento de nube oscura y lluviosa que trae este principio de agosto incierto. y me canso! es que estoy cansado, agotado, hastiado de estar pensando presumidamente que podría quizá llegar a poder hacer algo más! algo que me dejara! que me dejara estar tranquilo! para qué tanta exigencia? y si me quedo como tres puntos y nada más sin comas sin puntos pero sólo con acentos para entenderme, porque sino no me entendería... porque quiero sentirme así!
aaa pero es que será que se fue también eso? claro? con las ganas de estar, porque ya no estoy ni siento ni siendo ni nada. sí, se fue todo en un soltario verano.
ya chao.

lunes, junio 12, 2006

Acá estoy yo una vez más. Siendo o reencontrándome o tratando de adivinarme. ¿Y si ahora siento que te conozco a cada espacio de tu ser? ¿cómo entonces olvidar? olvidar, qué es eso o a qué suena esa mierda, me da rabia, ahora que me despedazaron. Sí claro, ahora ya me comieron como buitres. Me siento carroñeado por esos buitres que velé. Ahora, cómo me voy a olvidar de esos detalles magníficos que conocí y descubrí en el secreto de mí y tú siendo en mí. Ahora me escribo, me reescribo para darme sentido, para sentirme, porque no me siento, porque me devoraste entre cada maldad que me hiciste ¿sin querer?... sabes, Dios, tú ahora eres un alivio de ese ahogo que me mandaste... es que dímelo: ¿me mandaste ese suspiro ahogador? y ahora, acá, cómo soy, cómo hago para desmigajarme y descuartizarme así como me lo hizo antes ya y ahora más y más cruelmente para dejarme alimentando a toda la bandada carroñera que estaba a la espera... ¿cómo hago? dímelo ahora ya y no esperemos más; dime la clave, es más, dame el puñal para desgarrarme esta sequedad que me está apagando la vida. ¿Por qué? ¿qué hice? ¿cómo me elegiste? ¡y a qué fin y qué precio! Acá, te conozco sabes, a cada momento en cada espacio, en cada detalle y te llevaría, a sí como te llevaría. Pero mala esta cosa amarga, te llevo sin darme cuenta acá cargando a cada momento entre cada silencio y lágrima ese recuerdo perpetuo de ser infrahumano... así, perdido, así recordando el flagelo y el ventolero de esos detalles que sólo yo sé que estoy mirando.



Me quemaste, así me tiraste. Ahora me dejaste... ¡así te recordabas a esos seres que pesaron y penaron en tu memoria inventada? Así te acompañé en cada sentimiento.
Ayúdame a correr lejos de esta lágrima que me apaga el alma en su correr desgarrador, pídele que deje de erosionar mi cara de vejez y de amargura que me quema alrededor de tus comesuras olvidadas... anídame, así, entre palabras como sin querer nos perdimos. Ay como siento ya tu presente ausencia que me está tratando de mostrar mi camino dorado olvidado.
Me quisiste, lo sé, y te desperdicié. No era forma, no era edad. No era tiempo de correr a sus brazos negándome a todo lo que fue mi antepasado. Ahora me poseía esa ráfaga de fulgor extranjero que me dejó ya en el desierto más absoluto de tu mirada castigadora y que me alimenta y sacia a solas lágrimas que me erosionan mi cara a la vejez y la amargura que me queman alreddor de tus comesuras olvidadas.
Y oigo ese grito que me controlaba en el impulso amoroso de reconocerte como un poseidón. Y te quiero seguir escribiéndo en palabras raras que nadie nunca lee porque nadie nunca sabe lo que yo soy porque nadie nunca antes pensó en mi como en este arte mal escrito y malinterpretado así como malinterpreté muchas veces lo que te dije y lo que dijiste porque nadie nunca comprendió porque nadie nunca supo todo lo que fuiste en un solo instante de amor.
Te extraño. Quieres saber algo: yo no fui. Sí, yo no fui. Ahora dime algo tú a mí: ¿por qué me entregaste? ¡sí, dime! por qué me entregaste a mí, por qué yo sí era sacrificable! responde! te lo ordeno... sabes que yo no ordeno... mírame entre lágrimas sin ti. Te lo pido dime, por qué a mí me entregaste como a nadie más si yo te quise tanto y te di lo que yo era en abertura misma de mi carne... toda mi amistad, mi cariño comprensióm sigo enumerando dentro mío entre lágrimas así desordenado como está mi interior...
sabes que pasa ahora... me pudriste, me dañaste sin quererlo me dejaste en mi abandono y solo y sin preguntarme si era yo, sin preguntarme si de verdad te quise algún momento... y ¡ay de ti si lo preguntabas, porque lo sabías no lo preguntabas! y si lo sabías ¿por qué me entregaste a mí?

sábado, mayo 13, 2006


Marchémonos a la distancia infinita de mis sueños y esperanzas... y si me acepetas una vez más... es que soy...
¡ay cuánto te adoré!
suspiremos juntos en mi imaginación sucumbida a tu olvido... y quédate un instante más en este sueño furtivo que acabamos de pensar que inventaré... o que mejor yo anhelé diseñar.
si ya no hay nada... nada más que
o
l
v
i
d
o
.
Se acabó esta situación. Sí, se acabó, no más. No más a vivir en esa red inmuda que me tejiste. No más estar pensando que soy el sujeto malvado y perverso que me dibujas con tus palabras y me enrostras con tus ojos furibundos, así como que me mandaras al patíbulo... a la muerte... ¿será?.... es que ahora busco estar en la niebla negra que me provoca la sensación de sanidad, de toda esa sanidad mental que me está faltando... porque me trastorné... porque me dejó de funcionar el alma racional y ahora me estoy conduciendo por los caminos de mi propia mente enferma de tantos ojos así como esos dos ojos negros, secos, aridos, rojos, malos, que me dañan y me entrcruzan la mirada y me derriten también a veces y me dejan seco... así, llano, medio vacío, medio nada medio niño medio huérfano. Y si se vence este monstruo cerdo que se formó con el pasar de los días de niebla... lo que pasa es que me contagiaste con tu peste inmunda de lástima, de esa enfermedad que te tiraba a mis bracitos a llorar a ratos hasta que se pasaba el temor, hasta que te volvieron a mirar las caras pálidas que antes se iban a nadar sin invitarte, porque te dejaban deseosos en esa orila que nos defraudaba de tan árida que se volvía. Y bebiste, una y mil beses del pozo de frescura que habia en mí, que habitaba desde hacía miles de años que no se lo daba a nadie, y lo tomaste, y me secaste, así, árdio me dejaste como esa orilla de la que podía spartir ahora. Vejado, así me dejaste. O así me dejé de mi puro egoísmo o de mi egocentrismo o de mi soberbia de creerme lleno al fin de tantas lunas que necesité antes... que el señor me ayude, eso necesito, un dios, un dios clemente, bueno que me ame siempre sobre todo lo demás que tenga, no el diosecillo que me construí feliz... y por qué sigo pensando en la niebal negra!!!!!!!
debería estar tratando de respirar por mis propias fuerzas y no estar constantemente en nada.

domingo, abril 30, 2006

airecito con olor a primavera de septiembre entre mi Chile en volantines
calorcito de tarde de verano y de durazno maduro en un campo
hojita que se cae de mi árbol en otoño seco entre la niebla
hielo de invierno que me caló y lluvia que me mojó sin consuelo
ahora el viento que se lleva el hedor de un momento y como
espumita que se va como el agua del mar cuando se recoge
así desaparece la sombrita que me cosí "hace" que naciste en mí.
Así partí... así comí... así pequé... así debí marchar en este exilio

viernes, abril 21, 2006

lunes, abril 17, 2006

y la miraba caer, tan húmeda. Me producía escalofríos su inerte cuerpo rosando a mi lado, me hería, me consumía. Hacía tiempo que no me daba este frío en los pies. ¡Claro! hace 15 años, cuando me ennfermé la última vez, esa melancolía, la recuerdas, sí, esa que casi me derrumbó. Sí, ahora lo recuerdo como si fuera ayer; un ayer que por lo demás nunca estuvo tan lejano. Y claro, como estarlo si no lo dejé partir en tiempo veloz. Pero cómo fue que llegué a este punto denuevo. Es que por más que quisiera explicármelo nunca encontraba la respuesta. Sí, ¡ah! que eso ya lo sé, y como no, si me retumbó en los oídos como reprimenda de abuela campesina. Ahora sólo esperar en mí, en mi compañía... en esa misma compañía que me durmió tantas veces... que tantas veces me acunó y que yo espanté presumido de mi nuevo estado, claro, ahora me creía poderoso, y me dejé engañar por el destino, me dejé timar por eso que a todos les parecía tan bonito. Es que como no dejarme enceguecer si te vi como ese sueño tan bonito de mi infancia, como aquella lucecita que tenía el patio del lado que yo miraba aturdido sin entender realmente ni dimensionar que era en verdad. Ahora, claro, chilenito, yo la tenía, y me la apretaba al pecho y la mostraba y me llenaba la boca y te gritaba y te sentía y te llenaba y te, si te, te todo te nada.
Estoy seco, me siento llano, vacío, estéril... y ¿cuánto dura esto? ¿otra vez eso mismo que ya dije? mi propia y ambigua-antigua incertidumbre... Vete pues, lejos, huye del espanto que me causé, déjanos solitarios como dos vacíos volcanes que se secaron, quédanos como dos pelotas estelares que deambulan por tu cosmos dorado... añórame(te) alma perpetua que vagaras por mi inconsciencia por los años que te vengan en gana hasta que me quieras volver a parir... adore te devote, decía yo en mi plegaria, adore te devote dire entonces hasta que ya no me queden lluvias en el alma.
adiós.

martes, abril 11, 2006

así de a poco se empezó a desmoronar... se me caia la cara a la vez que mi corazón también empezaba a retumbar silencioso las lágrimas que ahogaban el estómago.
y odiaba... entre cada lágrima un poco de odio inexplicable entre tanto fragor
No sé que soy.
Qué especie de casualidad mal entendida que llegaba a ráfagas imprevistas, que así mismo como se caía empezaba a levantarse para volver a caer. Sí, esa tortura que se repetía incansablemente como constante en la vida llena de amarguras prefabricadas, hechas y medidas sin consuelo, en la vorágine de una despiadada inseguridad...
así, ya cae, eso que empezaba haccía meses ahora por fin terminaba de sepultarse en mi propio circo...
acaso debí haber frenado mi sentir...
si me sequé fue porque desparramé todo lo que soy hasta el fin.

sábado, marzo 11, 2006


y si no me cansaba de mirarte así, fulgurante, entre cada movimiento que hacías y que para mí era un destello de luminosidad, de hermosura, de sentimiento tan profundo que no lo alcanzaba a comprender, y que me ahogaba. ¡Ah!, sí, porque así lo sentía todo el tiempo, cada instante en que te sentia a mi lado respirando fuerte como no sé porqué hacías, o es que yo te sentía así, fuerte; como lo que me faltaba a mí. Es que siempre te glorifioqué y no por las ganas de tenerte así para siempre en esa emoción perdida, sino porque así te sabía más en mi interior, más porque así yo me sabía dando eso que tanto acumulaba en mi cuerpo. Y así, de pronto, sin medirlo y sin temor terminé posándome de apoquito, una vez, dos veces, hasta tres y cuatro ya así de forma segura y sin miedo, mis labios así, encima tuyo... ¡y cómo fue eso! sentir tu olor profundo que ahora se hacía más mío, que ahora se terminaba de grabar en mi para siempre, para nunca más abandonarme. Ese mismo olor profundo y pesado, muy denso que me daba susto cuando noté que lo reconocía; y luché contra eso, porque no quise seguir registrando esa resina que me dabas y que ya era parte de mi vida... ahora, ¡uf! ahora ese aroma perfecto de perdición está en mí y te pido perdón por ello, por robártelo, por abusar de tu inocencia de personita crédula, por hacerlo mío sin pedirte permiso. Ese solo olor, ese mismo que me trastornaba de manera misteriosa cuando estaba a mi lado su fragancia, ese mismo olor que me causaba temblores absurdos en mi estómago, que me daban más temor porque sabía a que me estaba encaminando, supe reconocer el lugar donde me llevaba. Y ahora, ahora que es mío ese aroma y que mis labios lo sellaron y lo recuerdo con tanta alegría, porque sé que nunca se te besó con tanto amor, nunca tomaron tu olor sin quererlo con tanto deseo. Ay, ese aroma, que rico tu aroma en mi nariz, como entró, como me amarró y me estremeció hasta la última parte de mi cuerpo. Y no te pierdo, porque te siento en mí cada día, y porque ahora respiramos el mismo olor.

sábado, marzo 04, 2006


Estaba por todos lados esa sensción de bruma marina que me desconcertaba. Te sabía ahí, a mi lado, como siempre, como tantas veces estuviste cuando las cosas se me venían encima como esa avalancha desconocida e inexplicable que nos había inundado por un momento que nunca pensamos pudiera existir. Era tarde ya cuando nos dimos cuenta; más cuando quisimos reparar en lo que habíamos producido. Tantas veces que nos dijeron que eso no, que esas cosas estaban vedadas, casi reservadas para las almas impías que eseñaba el hermano consagrado que nos hacía la catequesis de la primera comunión. No importaba ahora, y qué más puedo hacer, si ya se consumó esa catástrofe que desarticularía la estabilidad del señorío del que nos enseñaron a ser parte. Pero ése no se había equivocado, estabas medio podrido a su ojos como siempre lo repitió, como tantas veces trató de luchar contra esa vehemencia con que defendías eso que lo asuataba. Sabías que te tiene y siempre te tuvo miedo, sí lo sabías, y te gustaba hacerle sentir que le destruías sus enseñanzas vetotestamentarias que le costaba ahora imponer. Ahora se alejaba de a poco esa bruma semi densa que nos había empapado hacía rato ya en el interior, pero que no era sino hasta ahora, en este punto en que ya te habías remediado de los pesares, que nos dejó mojados hasta el tuétano. Pero si no quiero, lo sabes, no recuerdas que te lo dije entre los susurros desconcertantes de ese momento. Lo recuerdo. Pero lo recuerdas así medio entre temblores como antes, cuando te sabías en el despojo de tu aire imperturbable de persona valentona, porque siempre jugaste a serlo verdad, y te sonrojas de la vergüenza, así como cuando sabes que te descubro en tu realidad de capullo... bueno sabes que ya está hecho, y qué más puedo hacer, parar por ahora de decírmelo, te parece, no, no me parece adecuado, pero lo sabes... y lo sabemos ahora y hasta cuano se acabe la lluvia.

jueves, enero 12, 2006


Mirarse el alma en un espejo es algo que causa temor. A mí me causa una sensación tan denigrante, porque veo la vejez de mi alma, veo como he deteriorado mi corazón sufriendo. Y me vi vacío, sin ningún sentido. Vacío, sin las cinco puntitas que me habitaban el corazón. Se fueron, las ahuyente? Nunca! No lo permito. Yo no lo quiero aceptar, porque siempre soy ciego, porque mi familia me enseñó a tapar el sol con un dedo. Las puntitas, mis cinco rojas puntitas se quedaron en un rincón olvidado de mí, porque ya no tienen el vigor de antes, porque yo las dejé romas, las gasté de tanto usarlas. Y ahora no me queda ni un cachito, ni un pedacito de su pinturita, ni una lucecita de su brillo que antes me acompañó. Desde mi invierno me acompañó. Cuando llegó a mí palma para certificar el arribo atrasado de su majestad. Ahora, ahora yo la gasté. Ahora, ahora ya se me fue. La ahogué, la maté, y con ella mi corazoncito se apagó también. Una parte chiquita, aquella que se llenó de sabiduría amorosa cada día que pasó… ahora, yo veo las cosas con ojos de nada, porque no tengo ni tristeza ni esperanza, estoy en el limbo de la emoción; así, medio inerte. Y esto dura, la verdad, es que el tiempo que yo no controlo. Y esto pasa, la verdad, en momentos que yo no necesitaba. Quiero poder mirarme en un espejo y descubrir que ya las cicatrices de mi cara se han marchado, que ya no están por ahí, demarcando los cauces de mis lágrimas, sino que ahora es lozano el brillo que ella fulgurece. Así, sí, así sabré como ha valido la pena estar embarcado en la tiniebla de una soledad ambigua y quizá inexistente… sí, porque muchas veces, me lo dijiste verdad, yo agravo las cosas… y dime, sí, tú, a ti te hablo, porque no me insististe? Porque no me pediste que sacara el velo que amarraba mis ojos y mis oídos y me soplaste para destapar esa sordera de la conciencia… bueno y ahora a costa de qué?, de la sequedad eterna? Ya. A mí no me queda sino seguir vagando ahora por este páramo eriazo, cubierto de negruzca humareda, porque se ha quemado aquella aventura de ser compatriotas de la esperanza… ya, esto es suficiente… en verdad que debo reposar en la espera… y esperar que se vaya volando como gaviota.

miércoles, enero 11, 2006



Es tarde, no debería estar haciendo esta labor que me está vedada por ser pelea de perros grandes. Pero esta foto y leer el blog de primis me invocó. Es que ahora enfrentamos una cosa que nos tiene muy preocupados, y es el examen de ana madre, la doctor ano o la tía Ani; como la prefieran. La tía de los sueños, sí, casi sacada de cuentos de hadas; pero de cuento conservador. No sé, ahora que nos enfrentamos a esto pienso y descubro cómo uno, a veces, pierde su tiempo en dolores absurdos. La verdad es que yo me he vuelto algo adicto a las penas y, si bien he tenido razones para visitar el mundo de las lágrimas, es más lo que me he desvirtuado que lo que me han penado. Yo ahora me siento semi olvidado por esencias que me vitalizaron en la niñez de mi 2005, pero la verdad es que se sumergieron, se decidieron volcar en su propio olor a podredumbre para darme a mí un zumo más tibio, quizá más enriquecedor, quizá ya no quiso darme la flor marchita... no lo sé y no importa, porque no está. ¿Y llegará, lo veré más adelante cuando una vez más me involucre en mi común costumbre de ser yo? Quizá ahora sí la vida a mí me demuestra qué es lo importante, y es raro que ahora derramo mi hielo por razones que me alejan de ese centro de absurda atención y me preocupo por ana madre. Y ¡cómo no hacerlo! es ella, otra mamá, como el cuadro... y si ya perdí la esencia, como dejar partir el zumo; me lo pregunto y sin respuesta clara... que confuso es a veces tratar de ponderar tantas angustias, es mejor enfocarse en los amores, en aquello que nos hace felices... en tu esencia que me enjuga hasta el contre y me saca de mi ser y que no me deja sino estar atento a la llegada de esa brisa casi marina que creo me refrescará... ahora yo por aquí, en mi Santiago añejo y deslavado, en este lugar del cual debo partir o no partir -y es que aún no lo sé bien- quiero poder encontrar el anuncio que me diga: ¡sí! ¡adelante! y tomar así para siempre ese vagón de droga sulfurante que es la felicidad, una cosa que por la lejanía de mi ceguera llena de rollos está a mi lado y no la sé disfrutar... por ahora, y créeme que es lo que más me importa, sólo me conformo con esa alarma anhelada que diga: tumor benigno.

domingo, enero 08, 2006

Siempre me he dedicado a pensar en cómo sería sentirme más libre de mis pensamientos, y por minutos lo he logrado. Pero en el calor de un enero fúnebre, como este que me toco ahora, se vinieron a posar en mí tantos recuerdos. Y es que sí, debo ser honesto, esta fecha, este mes en que se acumulan a ratos tantas cosas importantes en mi vida – mi cumpleaños, por mencionar alguna – es en particular un período en que necesito sentirme vivo, o ver que renuevo mi ser en algún aspecto… diría que es el momento del año en que más necesito sentirme acompañado, o, para ser más sincero, es el momento del año en que deseo poder encontrar más referentes en el mundo que me rodea. En fin… ahora el calor me está agobiando, y no puedo concentrarme en tratar de ordenar mis ideas. Pienso que, quizás, no sea el momento de estar escribiendo, más que escribiendo, aguardando mi terror… pero, y si no, ¿cómo me voy a desahogar?, es esta una de las formas en que, según yo, por desordenado que parezca, por inútil que se pretenda para algunos, mejor me acomoda, porque en estas letras ambiguas puedo disfrazar cada emoción sin miedo a que las develen… a mí me gusta estar así, inmerso en esta incertidumbre que a algunos los desespera hasta el punto de salir corriendo a esconderse… yo no, me gusta estar ahí, tratando de dilucidar como puedo retener junto a mí mis decisiones… hace un mes me di cuenta de que soy un dictador de sentimientos, que abuso del poder del amor y ahora pago las consecuencias, en este juicio absurdo. Así, en el escrutinio de cada monigote que se ha sentido con el derecho de medir, de tratar de tabular lo que yo hago o hasta cuánto puedo sentir. Pero ahora, después de aquel evento que a mí me pareció maravilloso y que a mi contrincante le surgió como una casualidad del destino, -destino programado no por mí, pero si condicionado en cuanto pude manipular mi tiempo- será diferente… pues así pasó y así te vi, sangrante de dolor, pero un dolor que a mí no me calmaba… y cómo pueden creer todos que yo soy bueno, si veo a cada instante que sólo me dedico a tratar de torturar a quienes pretendo amar. Así lo veo yo ahora, desde aquel misterioso instante en que fui tan feliz, pero que se diluyó por mi propia culpa… y sí, perdí, aunque no me gusta asumir esa condición, no por un ansia medio milica, sino porque no soporto ni soy capaz de tolerar en mi corazón la pérdida… pero esa pérdida que ocasiono yo, acaso podrás enfrentarla mejor que yo cuando te vuelques en el silencio de mi ausencia… porque yo ya lo asumí como una realidad que estoy ahuyentando, pero tú, ¿sabes vivir sin mi adulación constante?… no hay que preocuparse, verdad, sabes que yo no dejaré que me pierdas… sabes, y en tu autosuficiencia dependiente posees el control de la situación… pero sólo hasta que decida partir.

Hay tanto que quisiera poder decirte, pero no sé como hacerlo. En realudad, tengo miedo de hacerlo por la inseguridad de que te marches para siempre de aquí... de mi lado, donde me abrigas con tu sencillez y tu furor vehemente cada vez que piensas, cuando hablas… ese modo con que haces que me pierda en tus palabras, que vuelan por el aire y me traen tu seguridad y el olor de tu vida que llena mi alma hasta ahogarme de tu alegría y me da vida... vida de amor incomprendido, tantas veces... y qué más entonces, solo decirte que ya nunca más tendré eso que me diste cuando me mostraste tantas cosas que la vida me había cegado. Y a dónde vas ahora que ya te marchas con presura para nunca más estar junto a mí. Me queda tu sabiduría linda y llena de emoción cuando les dijiste lo que querías. ¿A Dios? Adiós... ya no hay más tiempo...ya nos toca separarnos por una eternidad que me parece eso, lo perpetuo.

Y cómo vamos a caminar en el pantano si mañana florece el amanecer, ese mismo que se perdió hace ya tantos siglos de lágrimas que calaron hondo en las cicatrices de tu rostro y del mío, porque no te dejabas mostrar… ahora el sol y la luna son diáfanas igual que tu rostro hambriento por el calor de mi noche. Pero ¿cómo tanta certeza… cómo alguien puede tener esa seguridad en su querer? ¿Me enseñas? Así como tantas veces en el silencio del reproche, cuando divagando me atrevía a seguir tu pensar siniestro, que sólo me contrajo nupcias de dolor. Pero ahora que anhelo tu respiración que nunca tuve, en definitiva, me siento más capaz de dormir.

viernes, enero 06, 2006


No logro encontrar un solo momento en que no deje de pensar, de sacar conclusiones, como decía un personaje que fue un alguien en mi vida, pero que emigró como tantas veces pasó eso desde que comencé a comprometerme con la gente. La verdad es que ya asumí, como una constante en mi vida, el estar completamente solo. Solo en el sentido de no encontrar un símil en esta vida, alguien con quien compartir todo y que nunca quisiera partir... hace años que ya había dejado de lado esa empresa, pero hace dos años me embarqué como un neófito en la tarea de amar. No sé el porqué, solo sé que lo hice, o, más bien, que me vi empujado a tratar de enfrentar las emociones... Ahora, y luego de haber cargado un cúmulo de desilusiones profundas, creo que ya no tengo más confianza en lo que uno puede entrelazar con una persona. Me siento medio postergado, pero por mí, que es peor. Esto, porque he perdido el sentido de correspondencia que todo ser humano debería tratar de tener o hacer florecer desde su sentido común. Solo he buscado referentes en los seres que he mitificado como superhombres de mi vida. Será que solo eso se volvió para mí esa esencia medio ambigua que se comenzó a apoderar de mí desde no voy a decir cuanto tiempo. Un ente medio difuso que hice imperar en mi pensamiento y al cual adjudiqué la potestad de dirigir mi sentir. Y ahora yo reclamo, egoísta, enojado porque mis peones no quieren cumplir sus roles dictados, impuestos por mi ansia desesperada y desmedida de capturar para mí el amor y toda la atención de aquello que me parece atractivo... Por esquizofrénico que parezca, yo en mi interior sé que el amor que siento y que he sentido alguna vez por ti, es más sincero que mi propio mirar interior. Y, por último, yo sé que no emigraste y sigues aquí.