domingo, febrero 11, 2007


Y si de pronto quisiera quedarme en la locura permanente del soñar, del creer en los cuentos e historias que uno sueña a representar en la realidad de uno mismo, porque la locura es sólo cuestión de sociedad, consenso sin sensum o sentido para mí, porque creo que la locura es como el paso que muchos no nos atrevemos a dar. Y si de pronto yo quisera quedarme en la locura de mis sueños inventados, pretender creer que mi vida es parte de esos cuentos; que ellos constituyen mi diario vivir. Y por qué no, si es lo que soy, de lo que me compongo. Si de siempre en mi infancia soñaba a cambiar los finales que no me gustaban y jugaba a esos cuentos en que todo era perfecto, en los cuales las cosas concluían como yo quería o pensaba que debían terminar. Porque era el plano que dominaba en mí siendo niño, porque la realidad de niño está en suponerlo todo desde las aventuras de un juego, pero que es lo más cercano que uno puede estar a la verdadera realidad maravillosa que ahora quisiera poder vivir sin pasar por cuerdo en mí - loco en la falsedad. Y ahora, entonces, por qué no hacerlo. Por qué no puedo quedarme en el sueño de mi vida y transmudarlo todo hasta allá. Llevarme a los personajes inexistentes en la realidad ciega de los que no quieren ver que la realidad es la que yo miro en mi interior. Por qué tener que aceptar quedarme en este casi desenlace que no me gusta y que sé es falso, porque no es real porque a mí no me parece no como un capricho sino porque yo veo la realidad como la manifestación de los órdenes que a mí más me acomodan. Si tantas veces planié la realidad desde niño, ahora puedo hacerlo, porque descubro que estoy como aceptando lo que no ven mis ojos de verdad, lo que no sienten mis entrañas en realidad. Soñé y ahora quiero ver el cielo frío de mi lugar como Londres, que no me gusta el invierno, pero este invierno que acá me quieren mostrar, porque ese invierno que yo veo allá - acá - es el de paseos y amores implantados, vestidos anchos y decorados, pianos y carretas de amores arreglados, es que es así como quiero vivir un segundo de realidad, es que es así como quiero mostrarles que es su propia realidad, el cómo vivimos, que no lo ven porque se quedan en la realidad de cobardía que es el engaño de dejarnos hacer ciegos. Y ser de papel, o sea de no sé qué material es esta realidad que quisiera empezar a ver; es que la veo, por lo demás. Y espero que la vean para así poder estar en plenitud. Porque claro, el paso definitivo entre estar loco y no estarlo radica justo en que antes que el entregarse a la no locura sino realidad verdadera, está el hecho de que amamos y sin eso no podemos estar ni aceptar la locura-no locura.