domingo, febrero 14, 2010

Me han dado ganas de escribirte. Escribirte en mi recuerdo, el más fugaz; el de tu aroma, el de tu voz.
Tengo ganas, también, de retratarte. Retratarte en mis suspiros, los más profundos; los por tu pelo y por tus labios.
Quiero por siempre esa paz, la que viene con tu silueta, adherida a tus pasos, a tu voz serena de arrullo, de canto.
Deseo aquietarme junto a tus brazos, bastiones para mí.
Espero cubrirte con mis caricias, recompensas para ti.
Y solo te espero, te quiero, te ansío: eres la adicción perpetua, la más escurridiza, aquella que fue esquiva, pero que resucitaste y transformaste en verdad.

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