Ya, mira, pero para ser honestos, tampoco es que te haya querido escribir. No lo veas así. Necesitaba escribir, porque es casi como hablar; aunque para mí, sobre todo aquí. Ya, sí, sí. Obvio que con tu andar tan presumido de la vida te vas a creer la gran cosa. Si no es que ganaste, o sea, yo escribo ahora porque me dan ganas y ya, no porque quiera hablarte. Sigue pensando lo contrario, cuando alguna vez te dije que no ¿ah? NUNCA! jaja. Ah, que bueno que te acuerdes. No, no quiero, no, ahora no, ya pasó, lo siento. Como quieras, me da lo mismo. Y si sabes que es así, para qué me preguntas. Me carga eso y lo sabes. Ah qué lata, te estoy odiando jaja. Pucha... es que no, ay ¡qué lata! No, no es una venganza de mala calaña. Porfa, no te creas tanto, no lo eres, o sea, qué eres. Apenas una basurilla, polvo, polvo mal sacudido. Ya, me desconcertaste. Chao.
Qué lata que lo acabes todo así, tú para mí ya no eres, lo siento. Oye, en serio, porfa, muy en buena: chao.
Y sí, desde las 12.
adiós.
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