y la miraba caer, tan húmeda. Me producía escalofríos su inerte cuerpo rosando a mi lado, me hería, me consumía. Hacía tiempo que no me daba este frío en los pies. ¡Claro! hace 15 años, cuando me ennfermé la última vez, esa melancolía, la recuerdas, sí, esa que casi me derrumbó. Sí, ahora lo recuerdo como si fuera ayer; un ayer que por lo demás nunca estuvo tan lejano. Y claro, como estarlo si no lo dejé partir en tiempo veloz. Pero cómo fue que llegué a este punto denuevo. Es que por más que quisiera explicármelo nunca encontraba la respuesta. Sí, ¡ah! que eso ya lo sé, y como no, si me retumbó en los oídos como reprimenda de abuela campesina. Ahora sólo esperar en mí, en mi compañía... en esa misma compañía que me durmió tantas veces... que tantas veces me acunó y que yo espanté presumido de mi nuevo estado, claro, ahora me creía poderoso, y me dejé engañar por el destino, me dejé timar por eso que a todos les parecía tan bonito. Es que como no dejarme enceguecer si te vi como ese sueño tan bonito de mi infancia, como aquella lucecita que tenía el patio del lado que yo miraba aturdido sin entender realmente ni dimensionar que era en verdad. Ahora, claro, chilenito, yo la tenía, y me la apretaba al pecho y la mostraba y me llenaba la boca y te gritaba y te sentía y te llenaba y te, si te, te todo te nada.
Estoy seco, me siento llano, vacío, estéril... y ¿cuánto dura esto? ¿otra vez eso mismo que ya dije? mi propia y ambigua-antigua incertidumbre... Vete pues, lejos, huye del espanto que me causé, déjanos solitarios como dos vacíos volcanes que se secaron, quédanos como dos pelotas estelares que deambulan por tu cosmos dorado... añórame(te) alma perpetua que vagaras por mi inconsciencia por los años que te vengan en gana hasta que me quieras volver a parir... adore te devote, decía yo en mi plegaria, adore te devote dire entonces hasta que ya no me queden lluvias en el alma.
adiós.